Por favor, lea las siguientes notas y conteste las preguntas al final de la lectura.
La palabra que mejor describe nuestra parte es mayordomía. Un mayordomo es un administrador de las posesiones de otra persona. El Señor nos ha dado la autoridad de ser mayordomos -administradores. “Lo entronizaste sobre la obra de tus manos, todo lo sometiste a su dominio.” (Salmos 8:6 NVI). Nuestra responsabilidad se resume en este versículo: “Ahora bien, alguien que recibe el cargo de administrador, debe ser fiel.” (1 Corintios 4:2 NTV). Sin embargo, antes de que podamos ser fieles, debemos llegar a entender lo que se nos ha pedido que hagamos; así como el comprador de una compleja pieza de maquinaria estudia el manual del fabricante para aprender a operarla, nosotros necesitamos examinar el manual del Creador – la Biblia – para que aprendamos cómo debemos administrar sus posesiones. En la medida en la que empezamos a estudiar nuestras responsabilidades, es muy importante recordar que Dios nos ama profundamente y se interesa por nosotros. Él es un Dios de gracia y misericordia y nos ha dado estos principios porque quiere lo mejor para nosotros. La mayoría de las personas a través de este estudio de pronto descubren áreas en las cuales no han sido lo suficientemente fieles. No se desanime. Simplemente busque aplicar fielmente lo aprendido a partir del día de hoy.
Ahora, examinemos dos elementos importantes de nuestra responsabilidad.
1. SEA FIEL CON LO QUE TIENE
Debemos ser fieles sin importar cuánto nos haya encomendado Dios – ya sea una fortuna o un puñado de monedas. La Parábola de los Talentos (un talento era la moneda de los griegos y romanos) lo ilustra así: “El reino de los cielos será también como un hombre que, al emprender un viaje, llamó a sus siervos y les encargó sus bienes. A uno le dio cinco mil monedas de oro, a otro dos mil y a otro sólo mil, a cada uno según su capacidad. Luego se fue de viaje.” (Mateo 25:14-15 NVI). Cuando el dueño regresó, hizo responsable a cada uno por haber administrado fielmente su dinero. El dueño elogió la fidelidad del siervo fiel que recibió cinco talentos: “¡Hiciste bien, siervo bueno y fiel! En lo poco has sido fiel; te pondré a cargo de mucho más. ¡Ven a compartir la felicidad de tu señor!” (Mateo 25:21 NVI). Es interesante ver que el siervo que recibió dos talentos recibió la misma recompensa que el que recibió cinco (vea Mateo 25:23). El Señor recompensa la fidelidad, sin importar la cantidad de la cual somos responsables. Se nos demanda que seamos fieles ya sea que nos den mucho o poco. Como alguien dijo una vez: “Lo importante no es lo que haría si tuviera un millón de dólares. Lo importante es lo que hago con los diez que hoy tengo en el bolsillo.”
2. SEA FIEL EN TODAS LAS ÁREAS
Dios desea que seamos fieles en la administración de todo el dinero. Desafortunadamente, la mayoría de los cristianos hemos aprendido a administrar a la manera de Dios únicamente el diez por ciento de nuestros ingresos – el área del dar. Y aunque dar nuestras ofrendas y diezmos es crucial, también lo es el manejar el 90 por ciento restante de una manera que glorifique el nombre de Dios. Lamentablemente, ese 90% restante lo manejamos con los únicos principios económicos que hemos aprendido en la vida: los principios del mundo.
Estudie el siguiente diagrama del “Mayordomo Fiel”
Como resultado de no haber sido enseñados sobre cómo manejar el dinero desde una perspectiva bíblica, muchos cristianos hemos desarrollado actitudes equivocadas hacia las posesiones. Eso a menudo nos lleva a tomar malas decisiones financieras – con consecuencias dolorosas y desastrosas. Oseas 4:6 dice una gran verdad: “Pues por falta de conocimiento mi pueblo ha sido destruido.”